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Investigadores buscan reducir el sodio en quesos blandos

Investigadores buscan reducir el sodio en quesos blandos

Trabajan sobre quesos tipo porsalut, cremoso y cuartirolo, beneficiando la salud de las/os consumidoras/es sin verse afectadas las características sensoriales del producto final.

 

La línea de investigación científica-tecnológica del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas trabaja en la disminución del nivel de sodio en quesos blandos (porsalut, cremoso y cuartirolo), beneficiando la salud humana y sin afectar las características sensoriales del producto final.

«El principal objetivo consiste en desarrollar y optimizar los procesos de salado en quesos reemplazando el sodio por el cloruro de potasio, sin alterar las características del producto», comentó Tomás Gill. El Ingeniero en Alimentos se incorporó al proyecto de investigación que lleva adelante esta línea de trabajo con una beca doctoral del Conicet y bajo la dirección del doctor Alejandro Lespinard.

Su relevancia radica en la posibilidad de introducir en el mercado local y regional una alternativa de quesos blandos que resulten beneficiosos para la salud de las y los consumidores: «en este último tiempo se publicaron diversos estudios que evidencia una duplicación de la ingesta de sodio respecto a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), contribuyendo así al desarrollo de patologías tales como la hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares y osteoporosis. La sustitución con cloruro de potasio representa una alternativa con doble ventaja, por un lado sustituye al sodio y disminuye las contraindicaciones de este mineral, y por el otro, favorece en la reducción de la presión arterial que afecta a nuestro organismo», explicó Gill.

Desde el grupo de trabajo radicado en los Laboratorios de la UNVM indicaron que en la actualidad el consumo de este tipo de derivados lácteos representa casi el 50% del consumo de quesos en Argentina, de allí la importancia de pensar alternativas de producción que repercutan favorablemente en la salud humanas, buscando un equilibrio entre sabor y conservación del mismo.

“La sal no juega únicamente un papel en el desarrollo del sabor, sino que también está involucrada en la preservación del producto y el desarrollo de la textura, por lo que es importante lograr un equilibrio entre todos los factores”, precisó Gill.

Etapas de trabajo

Según comentó el investigador local, la primera etapa de trabajo de la beca doctoral consistió en estudiar experimentalmente la difusión de sales en el proceso de salado y cómo se ve afectado dicho fenómeno bajo diversas condiciones del proceso vinculadas a la temperatura, tiempo, porcentaje de reducción y sustitución del sodio. «A raíz de la situación actual y al vernos imposibilitados de llevar a cabo las prácticas de laboratorio, por el momento estoy avanzando en el modelado matemático y el desarrollo de un modelo de simulación computacional que nos permitirá predecir los fenómenos físicos que ocurren durante el proceso de salado para poder optimizarlo», argumentó.

También, añadió que la última etapa consistirá en evaluar, a través de pruebas sensoriales, si se produjeron o no alteraciones a nivel de consistencia, aroma y sabor en el producto final: «buscamos que las modificaciones en el salado, además de beneficiar la salud, no alteren la percepción que los consumidores tienen del producto», señaló.

Respecto a la etapa experimental el equipo de investigación ya se encuentra trabajando en articulación con la empresa local Lácteos las 3 SRL, quien ha puesto a disposición sus instalaciones para la realización de pruebas necesarias que permitan avanzar en nuevos saberes que impactarán positivamente en la cuenca lechera más grande del país.

Cabe resaltar que el proyecto de investigación del que forma parte Tomás Gill se titula «Desarrollo, evaluación y optimización del proceso de salado de quesos de pasta blanda reducidos en sodios»,es dirigido y co-dirigido por los doctores y docentes Alejandro Lespinard y Mario Lanteri, respectivamente. Además cuenta con la colaboración del ingeniero en Alimentos Emiliano Badín, la ingeniera Química Milagros Mercatante y el magister Hernán Allasia.

Perfil del investigador

Tomás es oriundo de Villa María y tiene 24 años. Se graduó a fines de 2019 de la Ingeniería en Alimentos y fue abanderado de la Universidad durante el período 2018/2019; se desempeñó como ayudante de alumno en Biología, Química y Microbiología de su carrera y fue beneficiado en 2018 por una beca de Estimulo de Vocaciones Científicas (EVC) otorgada por el Consejo Universitario Nacional (CIN). Actualmente, y por los próximos 5 años, se encuentra realizando el Doctorado en Ciencias con Mención Agroalimentos que dicta el Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas, en el marco de una beca doctoral del Conicet.

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