“Tenemos la posibilidad de convertirnos en actores o actrices claves para poder mejorar las situaciones, porque en realidad es el cuidado de la casa común”, afirmó Lara Buthet.
El Equipo Interdisciplinario de Salud Socioambiental (EISS) trabaja en diferentes acciones que buscan reforzar la formación ambiental y de gestión de los actores sociales en Villa María. Su directora, e integrante del Centro de Investigación y Transferencias de Villa María (CIT VM) dependiente del Instituto de Ciencias Humanas de la UNVM, Lara Buthet, expuso las líneas actuales de trabajo y proyecciones futuras en una entrevista realizada en “Diálogos en la Uni”.
-¿En qué temas interviene la salud socioambiental?
-La salud socioambiental es un tema muy abarcativo, muy amplio; lo cual permite que se puedan armar equipos transdisciplinario, o sea, desde profesores de educación física hasta sociólogos o sociólogas. Estudia, básicamente, aquellas enfermedades que pueden venir del ambiente, ya sea cambio climático, contaminación atmosférica, contaminación de suelo, contaminación de agua. Lo que hace es estudiar las comunidades más vulnerables, porque no es lo mismo comunidades con desigualdad socioeconómica a comunidades que tengan otro tipo de características. Para nosotros, las comunidades más vulnerables son los niños, las comunidades con desigualdad socioeconómica y cultural, y las personas adultas ancianas o adultos mayores. Pero también estudia la posibilidad de que la toxicología ambiental quede en el ambiente para las generaciones futuras. Hay tóxicos que quedan 200 años y todo eso va a repercutir en las generaciones que viene. Al mismo tiempo buscamos prevenir, en el caso de que se pueda prevenir, y mitigar, en el caso que se pueda mitigar. Y también el tema del seguimiento para nosotros es muy importante, es decir, detectamos esto, lo tenemos que seguir hasta donde se pueda, o sea que tenga una continuidad.
-¿Y cuándo comenzó a trabajar este equipo en la UNVM y en qué temáticas están trabajando actualmente?
-Empezamos a unir la Toxicología a la salud ambiental en la Universidad en el año 2017 con diferentes disciplinas. Mi compañero era el doctor Omar Rey, de Medicina, y teníamos estudiantes y especialistas en ambiente, sociología, terapeutas ocupacionales, varias disciplinas que abarcaban los tres Institutos. Comenzamos con una beca de Salud Nación en las ladrilleras, estudiando la calidad de aire. Con la pandemia tuvimos que armar un protocolo y después estuvimos casi 18 meses con la Cooperativa 7 de Febrero. Ahora nos encontramos trabajando en el barrio Felipe Botta.
-¿A qué conclusiones llegaron con las ladrilleras y la Cooperativa, para luego avanzar en este trabajo que están realizando en el barrio Botta?
-Las conclusiones principales son que no podemos trabajar solos y solas desde la Universidad. Siempre hemos contado con el apoyo tanto de la Municipalidad y de las comunidades. Nosotros decimos que hacemos una construcción colectiva porque lo que para mí puede llegar a ser la salud no es el mismo concepto que podés llegar a tener vos de salud. No hay una dirección verticalista sobre los temas, sino que hay una construcción colectiva con las comunidades, que es lo que hace que también sea como muy rico. Nosotros estamos en el CIT, entonces necesitamos tanto de la investigación como de la transferencia, y esa transferencia es una construcción comunitaria.
«El Papa Francisco escribió la Encíclica Laudato Si’, que es el cuidado de la casa en común. No tiene que ver con la religión; tiene que ver con el cuidado del mundo, que es la casa de todos nosotros»
-¿Y ahora qué particularidades están trabajando?
-En el barrio Botta hay dos puntos importantes. El primero que está mi beca de postdoctoral, en donde yo estoy analizando la calidad del suelo del basural del barrio Botta y en donde está la característica socioambiental en que están los jardines de infantes. Está el grupo vulnerable, que en este caso son los niños más allá, que están en un barrio que tiene un contexto de vulnerabilidad. Lo que hice fue analizar metales pesados en suelo bajo la dirección de Miriam Virgollini que está en la Universidad Nacional de Córdoba y tiene indicadores ecológicos vivos, que son unos gusanitos en donde lo que estamos haciendo es exponer en los suelos del jardín y del basural para determinar si el suelo puede llegar a producir daño. Lo tomamos como bioindicadores ambientales, siempre en colaboración con la UNC, estamos trabajando, muy articuladamente con ellas y, por otro lado, este año, con la beca de la Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental, con la reapropiación de los espacios verdes del barrio Botta con el Instituto Libre de Ambiente y el Municerca 3. Tenemos muchas actividades para que la comunidad empiece a reapropiarse de sus espacios.
-¿Cuál es la recepción que tienen por parte de los vecinos?
-Es muy buena. Estamos en esta construcción comunitaria o co-construcción. Lo primero es escuchar sin hacer ningún tipo de juicio, que eso por ahí es lo más difícil, porque académicamente venimos como con un dogma. Tiene que ver con escuchar a otro y a otra persona para ver qué es lo que nos tienen para decir o para compartir. Y ellos tienen muchas ganas de hablar y nos cuentan cosas, y nosotros estamos receptivos a escucharlos.
-¿Qué análisis podés hacer sobre la situación ambiental actual?
-Es muy complicada. Nosotros intentamos prevenir. Estamos todo el tiempo trabajando para la prevención de las enfermedades, que es lo que estudia la salud Ambiental. En cuanto al medio ambiente, ahí están varios problemas, como la pérdida de biodiversidad, de especies, el cambio climático, que también está todo relacionado a la salud ambiental. Los días de mucho calor aumentan los paros cardíacos, eso ya también está súper estudiado, o los días de mucho frío la cantidad de personas que fallecen que están en situación de calle; las inundaciones que traen un montón de enfermedades vectoriales, las migraciones poblacionales. Estamos en una situación complicada, entonces creo que todos tenemos esa posibilidad de convertirnos en actores o en actrices claves para poder mejorar las situaciones y no siempre delegar el problema a que se encargue una persona que sea científica, porque en realidad es el cuidado de la casa y del bien común. El Papa Francisco escribió la Encíclica Laudato Si’, que es el cuidado de la casa en común, que no tiene que ver con la religión, tiene que ver con el cuidado del mundo, que es la casa de todos nosotros.