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La especialista aseguró que 400 nombres de la comunidad LGBT fueron excluidos de la lista de desaparecidos y desaparecidas de la Conadep. “Ya no podemos decir más 30 mil desaparecidos, sino 30.400”, puntualizó.

La doctora en Antropología Cultural, Ludmila da Silva Catela, disertó en el marco del primer Conversatorio sobre Diversidad Sexual y Terrorismo de Estado de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM). El encuentro fue promovido por el proyecto de investigación Discursos actuales sobre derechos humanos, género y memorias en la Argentina, y propició la reflexión acerca de la construcción de las memorias de las personas con identidades diversas que fueron víctimas de la última dictadura cívico-militar en Argentina.

“Hay muchas memorias, algunas circulan subterráneamente, otras circulan por espacios no universitarios o académicos, pero eso no significa que no estén”, destacó la especialista en una entrevista con la Secretaría de Comunicación Institucional de la UNVM. En tal sentido, sostuvo que hablar de “memorias invisibilizadas, no significa que no haya memorias sobre la comunidad LGBT” y enfatizó en la necesidad de empezar a formular preguntas acerca de “dónde circulan, quiénes las escuchan, en qué momentos son audibles y cuándo no lo son”.

Asimismo, mencionó acciones del Estado argentino durante años anteriores en los cuales se reivindicaron leyes como la del matrimonio igualitario y el cambio de identidad de género en el Documento Nacional de Identidad (DNI). “Ahí también uno puede ver las marcas de estas memorias que, desde la década del ’60, se vienen sosteniendo de manera bastante sistematizadas y poderosas aunque no las veamos”, ejemplificó. Según la especialista, “tal vez lo que no hay es un espacio de escucha para esas memorias, pero están ahí y son lo suficientemente fuertes para persistir”.

Al referirse a la cifra oficial de desaparecidos y desaparecidas registrada por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) en el año 1983, da Silva Catela aseguró que 400 nombres de la comunidad LGBT fueron excluidos de la lista y convocó a preguntarse por qué se hizo. “Ya no podemos decir más 30 mil desaparecidos, sino 30.400 que tiene el significado de poner en evidencia eso que la Conadep silenció desde un punto de vista moral por un pedido de la comunidad católica”, puntualizó.

Al ser consultada sobre los espacios materiales de reconstrucción de las memorias, explicó que “los territorios se disputan en función de aquellos que deciden conquistarlos” y destacó que “no todas las comunidades que tienen desaparecidos o que pasaron por violencias demandan territorios materiales de la memoria”. De acuerdo a da Silva Catela esto se relaciona con la “legitimidad para imponer” las memorias en el espacio público relacionada con el capital político, simbólico e inclusive económico. “Quienes tienen menos capitales, para imponer esas memorias van a tener que luchar mucho más, por así decirlo, porque, a fin de cuentas, los procesos y las disputas por la memoria son disputas de poder”, afirmó.

 

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