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La investigadora del Conicet explicó que, aunque el desarrollo de una vacuna tarda muchos años, hay esperanza de que en el país se logre en un lapso menor porque se está trabajando en tiempo récord.

Carina Porporatto, doctora en Ciencias Químicas, docente de la UNVM e investigadora independiente del Conicet, dio un panorama sobre la situación actual en la elaboración de la vacuna contra el COVID-19.

“La búsqueda de la vacuna es un tema candente del que se habla a diario, para toda vacuna que se vaya a desarrollar hay que seguir una serie de etapas, en primer lugar conocer el agente infeccioso, en este caso es un virus, llamado coronavirus. Conocimos su identidad en enero después de que los investigadores lograron secuenciar el genoma completo, y a partir de eso, en dos meses se empezaron a aprobar los primeros protocolos clínicos, eso es rápido si el tiempo se compara con el desarrollo de otras vacunas. Es un tiempo récord y no hay antecedentes de otra vacuna a la que se haya llegado a esta etapa en esos meses, aunque nos parezca lento porque queremos tener ya la vacuna”, señaló Porporatto.

“También necesitamos conocer cuál es el mecanismo que nos protege frente a ese virus, cuál es la mejor respuesta protectora, que también está en estudio. A partir de esos dos factores comienzan a probarse ensayos que tienden al desarrollo de la vacuna, primero en laboratorios a pequeña escala, luego se prueba en animales, una vez que genera una respuesta efectiva que protege de la infección y que no tiene efectos adversos, puede comenzarse la fase clínica de probarlo en un ser humano. Al comienzo esa prueba es en un grupo reducido de menos de 100 pacientes, si se logra una buena respuesta se amplía el rango de pacientes que la probarán, si sigue siendo eficaz, se prueba a más de mil personas de distintos países y características, con diferentes factores ambientales. Recién después se empieza a producir a gran escala, y en esa etapa hay que asegurar que sea eficaz y segura y que se produzca con calidad”, remarcó.

Seguidamente, la profesional destacó que la importancia del descubrimiento del Instituto Malbrán, que determinó que en el país hay tres cepas, radica en que ayudará a poder desarrollar una vacuna que sirva para la población argentina.

“Aún no se está desarrollando la vacuna, pero probablemente se esté trabajando en una etapa inicial. Se está trabajando en tiempos récord, normalmente el desarrollo de una vacuna tarda entre 10 y 15 años, una de las más rápidas fue la vacuna contra el ébola, que llevó cinco años. En el caso del coronavirus se está usando información preexistente de epidemias anteriores y se está hablando de un año aproximadamente, algunos de un poco menos de tiempo, que es considerado récord, aunque a nosotros nos parezca que es mucho”, indicó.

“Se están desarrollando distintas terapias, la vacuna es preventiva, busca inmunizar, pero hay terapias que tratan de hacer frente a la infección. Una es el uso del plasma de personas recuperadas, que contiene anticuerpos, es una técnica que ya tiene muchos años y se ha aplicado en distintas epidemias, lo que busca es aportarle defensas de alguien que ya se curó a personas que están enfermas y que no tienen defensas contra el virus”, explicó.

“Acá se está estudiando la obtención de este plasma, pero se requiere de muchos recuperados y ver que esos pacientes no tengan otra enfermedad, esta terapia está indicada para los casos más severos”, agregó.

Finalmente, aclaró que la vacuna contra la gripe refuerza el sistema inmunológico, pero no protege del coronavirus.

“Al reforzar el sistema inmunológico prepara mejor para hacer frente al virus, pero no es específica para el coronavirus”, concluyó.

Fuente: El Diario del Centro del País  – Instituto AP de Ciencias Básicas y Aplicadas UNVM

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