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Gripe aviar: UNVM convocada por la Provincia

Gripe aviar: UNVM convocada por la Provincia

Mientras continúan en aumento los casos y muertes de aves por gripe aviar en más de 10 provincias argentinas, profesionales del Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Básicas y Aplicadas (IAPCByA) de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) analizaron la situación actual y comentaron acerca de su participación en el diagnóstico, prevención y control de la enfermedad.

Tras conocerse la confirmación del primer caso de gripe aviar en Córdoba días atrás, el Gobierno de la Provincia conformó una mesa de trabajo interdisciplinaria de la que participan la Policía Ambiental, la Secretaría de Ambiente, los ministerios de Agricultura, Salud y de Seguridad (DUAR); municipios, sector privado, representantes del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), la Administración de Parques Nacionales y expertos del ámbito de la academia e investigación; entre ellos el médico veterinario Fidel Baschetto, docente de la carrera de Medicina Veterinaria de la UNVM.

En relación a su participación, Baschetto, quien se desempeña como responsable del espacio curricular ‘Animales Exóticos y Fauna Argentina’, destacó la importancia que tiene el abordaje interdisciplinario de este tipo de situaciones. «La Universidad es un bastión de apoyo académico y la idea es contribuir para reunir todo el conocimiento referido a esta temática, ya que si bien para Córdoba es una enfermedad nueva, no lo es para la humanidad”.

En relación a esto, el docente comentó que actualmente se está trabajando en una “vacunación para la población aviar”, no sólo para las granjas avícolas, sino para las aves que se crían traspatio. Sin embargo, advirtió que “no será una tarea fácil”, ya que si bien a las granjas comerciales pueden identificarlas porque hay un registro, será más complejo la vacunación en otra población aviar de crianza doméstica. “Serían alrededor de 20 mil puntos en los que hay que intervenir”, informó el profesional.

Cabe señalar que el Senasa viene monitoreando la enfermedad desde hace años y no específicamente “ahora que hay un brote”, aclaró Baschetto.

Por otro lado, el docente de ‘Epidemiología y Salud Pública’ Alejandro Larriestra, al ser consultado respecto a la problemática en cuestión destacó: “lo más importante es trabajar en conjunto para evitar lo máximo posible que se propague masivamente en los sistemas de producción comercial o a los traspatios”. También coincidió en que las convocatorias interdisciplinarias “son importantes para abordar el tema” y que “hay que analizar desde diferentes patrones, porque el sistema científico tecnológico tiene mucho para aportar”.

En este mismo sentido, Larriestra comentó que “estamos ante un sistema de notificaciones de Senasa y, adonde se detecta, se implementa un protocolo especial para contener la diseminación”. Según el especialista, en este momento es importante la “detección temprana y contención de los brotes, además del fortalecimiento de la localización en poblaciones silvestres”.

 

Entre las recomendaciones para evitar la propagación Baschetto advirtió que “hay que tener cuidado ya que el virus puede diseminarse a través del calzado o la vestimenta y, por ello, todas las personas que están trabajando en establecimientos avícolas tienen que tener un cuidado mayor”. Y reforzó: «Es fundamental ser cautos, seguir la historia del avance, hacia dónde llega, cómo se comunican las poblaciones silvestres con las domésticas, y aquellas personas que tengan aves en sus casas, tenerlas encerradas. Lo importante desde la comunicación es brindar información para que la gente que tenga aves, tenga los mayores recaudos y ante alguna sospecha dirigirse directamente a Senasa».

Acerca de la enfermedad

“Es una enfermedad que entra por vías digestivas o respiratorias, generando un síndrome sistémico en las aves, que luego es transmitido por sistema fecal, oral y también por la contaminación de cursos de agua, entre otras”, explicó Larriestra. Al mismo tiempo, aclaró que “es un virus que no se transmite a las personas por el consumo de carne o huevo, ya que solo hay transmisión entre animal y humano cuando existe contacto directo al manipular aves enfermas o muertas por el virus”.

Más información

En caso de observarse la presencia o sospecha de signos clínicos compatibles con IAAP en aves o el hallazgo de aves domésticas y/o silvestres muertas, es importante notificar al Senasa concurriendo a cualquiera de sus oficinas; por medio de la App “Notificaciones Senasa”, enviando un correo electrónico a notificaciones@senasa.gob.ar; ingresando al apartado “Avisa al Senasa” de la página web del organismo o enviando un whatsapp al 11-5700-5704.

Policía Ambiental también recepta denuncias de manera anónima a través del teléfono 0800-777-0220/ 0351-4420924, WhatsApp 351-3108709, email policia.Ambiental@cba.gov.ar, a través de Ciudadano Digital o vía web.

De pandemias, evolución y otras consecuencias

De pandemias, evolución y otras consecuencias

Fidel Baschetto, docente del Espacio Curricular «Fauna Silvestre» de la carrera de Medicina Veterinaria, publicó una reflexión sobre la pandemia que afecta a la población mundial. En su escrito aborda las enfermedades que se encuentran en la fauna silvestre y tienen la capacidad de convertirse y afectar al ser humano.

“Estamos viviendo un proceso histórico, terriblemente histórico. El tema no está para especular, ni dar a todas las opiniones personales un rango de mayor jerarquía, porque inevitablemente se caerá en contradicciones, confusión y lo que es peor: consejos contrarios a lo correcto. La pandemia, además de muertes, le abrió las puertas a la “infodemia”, otro tipo de epidemia, la de exceso de información, a la cual espero no nutrirla.

Todos los años en nuestra, humilde pero movedora de entendederas, Cátedra de Fauna Silvestre, en la Carrera de Medicina Veterinaria, en la Universidad Nacional de Villa María, un tema de profuso diálogo y estudio son aquellas enfermedades que descansan (la de hoy descansaba) en la fauna silvestre y tienen la capacidad de convertirse en Pandemias. Lo discutimos, generamos una mirada crítica sobre el tema e interpelamos a las enfermedades y a nosotros en cuanto a las nuevas circunstancias de cómo estudiar y cómo replantear estas miradas sobre estos agentes que vienen co-evolucionando con algunas especies a través de procesos de muchísimos años. Sabemos que la evolución ayuda a que los virus puedan vivir en sus huésped sin causarle daños. Es de sentido común adaptativo que para que ellos sobrevivan debe sobrevivir su «casa» (es una bella metáfora para que el humano comprenda que evolucionar es adaptarse a su huésped y no acabar con él, nos referimos al Planeta como huésped).

Estas potenciales enfermedades con origen en la vida silvestre (Influenza, Encefalitis de West Nile y de Sant Louis, HIV, Monkeypox, Marburgo, Menangle, Ébola, SARS, etc.) son producidas por agentes que están viviendo y evolucionando en ciclos silvestres. Es nuestra especie que ingresa a su mundo evolutivo a modificar o destruir ambientes, a extraer animales (¡hasta consumirlos!) y generar en poquísimo tiempo un contacto con especies (la nuestra entre otras) que no co-evolucionaron con ese potencial patógeno. De ese encuentro no puede surgir algo sano: mutaciones con poca evidencia médica o enfermedades violentas de acuerdo a su vía de contagio y mortalidad. La evolución sobrelleva la supervivencia al hombro y el requerimiento de proteína animal en el Homo sapiens es una necesidad adaptativa (no ingiero idealismos utópicos). Las camadas de médicos veterinarios egresados de nuestra Universidad pueden atestiguar sobre todo esto.

Siempre advertimos una ley epidemiológica irresoluta: las enfermedades que se contagian por vías aerógenas son las de mayor riesgo en cuanto a la facilidad de contagio y si, además, sumamos el concepto de fómites y permanencia del agente con capacidad de contagio en superficies el tema genera una alta morbilidad (porcentaje de individuos que se enferman de una población). Por lo tanto es necesario comenzar a comprender a qué nos estamos enfrentando: a un desequilibrio ambiental, de ingreso humano al mundo natural sin medir consecuencias y jugando a lo perdido, a que nunca nos va a pasar nada.

Pero ahora sucedió lo previsible; y, además, con una furia aterradora. Estamos ante la presencia de un virus con capacidad infectante humano-humano, incluso antes que las personas desarrollen síntomas; de contagio aerógeno y de superficie (por fómites) y, por lo tanto, de fácil transmisión, con una morbilidad alta.

Es ya la Pandemia más importante del siglo XXI (a poco tiempo de haberse cumplido cien años de la más grande de la historia: la gripe española) y si bien, en su curso y progresión, sólo se pueden gestar las mejores normas de conductas para mitigar el riesgo de contacto y el asistencialismo básico que ya ha colapsado en distintas sociedades, hay muchas ideas y temas que nos surgen para interpelar al pasado, al presente y esperar un futuro planetario que no será el mismo ahora que SARS CoV-2 apareció y produjo una enfermedad cuya sintomatología se la reconoce como COVID 19.

La única vacuna actual, hasta el presente, es: “distanciamiento social” y es por esto que el mundo está cuarentenado en sus hogares algunos reflexionando sobre causas y consecuencias, aciertos y errores, otros contando los minutos y algunos despidiéndose del Planeta mientras éste, siento, que encontró esta táctica para hacernos entender que hasta acá llego la capacidad de soportar el maltrato de nuestra especie. Ya no se puede hablar de lirismo bucólico. La Naturaleza habla y se defiende, esperemos saber escuchar.

Estamos viviendo un proceso histórico, horrorosamente histórico, quizá hasta evolutivo”.

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