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Aislamiento: Mujeres, derechos sexuales y violencia de género

Aislamiento: Mujeres, derechos sexuales y violencia de género

Docentes del Instituto de Ciencias Sociales analizaron, en clases virtuales, los diferentes ejes temáticos con relación a las políticas de prevención del Covid-19.

En el marco de las Clases Abiertas desarrolladas durante la primera semana de mayo organizadas por el Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), docentes analizaron la relación del Covid-19 con las mujeres, los derechos sexuales y (no) reproductivos, y la violencia de género en tiempo de aislamiento social. Sara Perrig, Pablo Gudiño Bessone y Marcela Pozzi, vincularon situaciones generadas ante la pandemia con sus principales temas de investigación.

“Si bien estadísticas mundiales muestran un número similar de contagios entre ambos sexos, lo cierto es que los efectos sociales y económicos derivados de esta crisis sanitaria afectan, sobre todo, a las mujeres”, aseguró Perrig. En este sentido, argumentó que diferentes instituciones, organismos y redes de derecho “alertan sobre cómo empeoran las desigualdades de género en el actual contexto”: incremento de situaciones de violencia, obstáculos laborales, sobrecargas de tiempo destinado a las labores domésticas y al cuidado, y dificultades a los accesos de salud sexual.

“Las medidas de aislamiento tienen como contraparte que mujeres y niñas deban convivir con su agresor y se dificulta la posibilidad de pedir ayuda, el cierre de las escuelas hizo que se incremente el trabajo en el hogar mientras siguen ejerciendo sus trabajos formales, las mujeres ven afectado el acceso a la salud sexual, reproductiva y no reproductiva”, añadió.

La docente e investigadora también hizo hincapié en la situación de las trabajadoras domésticas que se ven afectadas por la precarización laboral y las mujeres trans que reclaman ante la emergencia habitacional, la violencia en sus hogares y abusos de las fuerzas de seguridad.

“Entre otros temas, los organismos sostienen que las opiniones de las mujeres sean incluidas en la planificación y respuesta, que se generen redes de contención para atender situaciones de violencia de género, que se generen protocolos de emergencia para la interrupción legal del embarazo, que se den respuestas a las demandas de la población trans, que se genere contención ante la precarización laboral. Ninguna de estas medidas en sencilla ni en su diseño ni en su aplicación pero visibilizarla es una norma de instar a que se generen respuestas concretas y nos invitan a reflexionar para crecer como sociedad y como personas”, puntualizó.

En una segunda clase, Pablo Gudiño Bessone se refirió a las implicancias y los impactos sociosanitarios que las políticas de aislamiento tienen de manera directa, como “la imposibilidad de garantizar la prestación del servicio de salud sexual reproductiva y no reproductiva, los tratamientos y los controles”. Además, remarcó “la imposibilidad de responder a las demandas de interrupción legal del embarazo”. Sobre este aspecto recordó que, según se estima, “en Argentina se realizan 450 mil abortos al año, la mayoría en situaciones de clandestinidad lo que significa un riesgo para la vida y en particular de las mujeres que se encuadran en situación de pobreza”.

Sobre ese particular, recordó que la Organización Mundial de la Salud, la red de profesionales por el derecho a decidir y la red de acceso al aborto seguro en Argentina, establecieron “recomendaciones que tienen que ver con la necesidad de declarar a la salud sexual reproductiva y la ILE como servicio esencial”.

“Las políticas de estado en Argentina fueron acertadas, pero suponen desafíos que tienen que ver con la no postergación de otros servicios de salud esenciales que son derechos de ciudadanía y derecho humano fundamental de las mujeres”, subrayó.

Por su parte, Marcela Pozzi hizo referencia al aumento del riesgo para las mujeres que sufren violencia a partir del asilamiento. “El Estado apunta a la conservación del cuerpo colectivo, pero en esa conservación hay cuerpos que se encuentran exentos de la posibilidad de conservar su salud, para los cuales quedarse en casa puede tener efectos para su salud y su vida”, señaló.

“Este confinamiento nos presenta el ámbito de la violencia doméstica como casi exclusivo, donde todas aquellas formas implícitas e invisibles como la sexual y la psicológica se pueden desarrollar porque no se permite el acercamiento a redes y ámbitos donde pueden ser comunicados”, sostuvo.

La investigadora puso énfasis en que “estar atentas” y “detectar situaciones como violencia psicológica o chantajes emocionales”, porque el distanciamiento “no significa callarse”.

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