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Los femicidios son un tema de agenda pública e institucional. Con el objetivo de investigar los factores de riesgo intervinientes, las respuestas institucionales y las políticas públicas en un contexto habitual y durante la pandemia, un equipo de investigación de la UNVM presentó, junto con otras nueve universidades del país, los primeros datos del trabajo realizado en el marco de la convocatoria de proyectos de investigación PISAC Covid-19 a partir de una propuesta de la Agencia de Investigación Desarrollo e Innovación del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.

El proyecto “Estudio sobre femicidios en contexto de pandemia COVID-19” tuvo como propósito dar un panorama de las situaciones enfrentadas durante la pandemia en nueve provincias del país, apuntando específicamente a las expresiones sociales vinculadas a las violencias, la seguridad y las vulnerabilidades, además de aportar evidencias para propuestas de intervención que atenúen esta problemática.

“La violencia puede llegar a tener otro tipo de condicionantes, para ello hemos estudiado las respuestas institucionales y los factores de riesgo, y desde una perspectiva más integradora se advierte que en términos territoriales contextualizados ciertos factores tienen más relevancia en determinados lugares respecto a otros”, explicó el responsable del Nodo Villa María de la Red, Roberto González.

Los factores de riesgo fueron estudiados asociados al vínculo (separación reciente, proceso de separación, interrupción unilateral de la convivencia, acoso en la post ruptura, dependencia emocional y temor al abandono, consumo de alcohol y drogas, antecedentes de violencia y amenazas previas); al victimario (desempleo, carencia de redes de contención, antecedentes de violencia, tenencia y manipulación de armas de fuego, racionalización del comportamiento violento, entre otros); a la víctima (aislamiento, control y sometimiento, distorsiones cognitivas, auto culpabilidad); y al contexto social (violencia aceptada familiar y socialmente, construcciones socioculturales locales, institucionalidad centralizada, carencia de formaciónen perspectiva de género).

Como los efectos contextuales, territoriales y locales de la pandemia merecen cada una de ellas unos análisis específicos, consideraron que los femicidios, en general, tienen también un comportamiento autónomo a esa situación. “Los incrementos que se visualizaron no responden a esto, sino con otros fenómenos como la convivencia conflictiva que tiene las mujeres en sus ámbitos más cercanos en su hogar, relaciones de pareja que es constituyen como factores de riesgo relevantes”, señaló González.

Al mismo tiempo advirtió que la pandemia tuvo “un efecto en la convivencia” teniendo en cuenta el aislamiento. Sin embargo aclaró: “No advertimos un efecto asociado entre pandemia y femicidios”.

Por otra parte, advirtieron que había diferencias sustanciales en el manejo de la problemática a nivel territorial, contextual y provincial. “A partir de la lectura, la revisión y la valoración de algunos instrumentos, como las bases de datos existentes en las provincias sobre esta temática en particular y sobre homicidios en general, empezamos a analizar algunas inconsistencias en relación a la forma de relevar los datos que hacían las instituciones públicas y otras instituciones de carácter no gubernamental. Notamos diferencias llamativas sobre el modo de relevar el dato, sobre la forma de cuantificar este tipo de hechos de carácter trágico en mujeres violentadas por cuestiones de género”, afirmó.

En la primera etapa del trabajo realizaron un relevamiento de datos para analizar “hasta qué punto la pandemia había generado algún tipo de efecto en el incremento o baja de los femicidios en el país” a través de un equipo de trabajo “horizontal dentro de una red federal” que generó evidencia y análisis cuali y cuantitativo para “poder aportar en clave de políticas públicas orientaciones que puedan ser tomadas cómo insumos para futras intervenciones”.

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