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En el marco del 15º aniversario de Eduvim, la UNVM distinguió a María Teresa Andruetto con el título de Profesora Honoraria. Antes, la autora conversó con la docente Beatriz Vottero sobre Aldao, su libro más reciente, y contó acerca del proceso y el «caldero» de su escritura. 

La Universidad Nacional Villa María (UNVM) reconoció a María Teresa Andruetto como Profesora Honoraria. Esta distinción se dio en el marco de los festejos por los 15 años de la Editorial Universitaria Villa María (Eduvim), con la cual Andruetto mantiene una estrecha relación desde 2012 como co-directora de la Colección Narradoras Argentinas.

El acto tuvo lugar en el Centro Cultural Leonardo Favio con la presencia del rector de la UNVM, Luis Negretti, y del director del sello editorial, Carlos Gazzera, quien además estuvo a cargo del elogio académico. «Esta distinción no es otra cosa que reconocer y reafirmar la perseverancia y compromiso de María Teresa Andruetto con los principios que defendemos en esta Universidad pública del interior del interior», destacó.

Por su parte, la galardonada escritora cordobesa expresó su «inmenso agradecimiento» y «tremendo honor» al recibir esta distinción y se refirió al significado que tiene Villa María en su memoria emotiva. «Villa María siempre fue para mí la primera ciudad, porque es la ciudad donde vivían mis tíos, la ciudad de camino a la casa de mis abuelos en Arroyo Cabral, y es la ciudad adonde veníamos cada marzo para comprar las cosas del colegio en Casa Baravalle; me emociona pensar en las venidas con mi madre, mi hermana y después ir a tomar algo frente a la plaza Centenario y que mi madre nos hablara de esa plaza y quisiera que la miráramos de una manera especial, esos detalles», recordó.

«La escritura estuvo ahí donde mi vida estuvo»

La visita de Andruetto también se enmarcó en la agenda de actividades vinculadas a la Semana de la Lectura. En esta línea, antes del acto de entrega de la distinción brindó una charla sobre las Mediaciones de la lectura en la Medioteca y luego presentó su novela más reciente, Aldao, en el Centro Cultural Leonardo Favio junto a la docente de la UNVM, Beatriz Vottero. Durante esta conversación, la autora reflexionó sobre su oficio y la construcción de las voces de los personajes recurrentes en sus libros.

«Yo conocí modos de vidas rotos, los conocí de cerca y por eso, creo yo, también puedo escribir sobre ellos. Mucha de nuestra literatura a veces tiene una forma más plana de narrar la marginalidad, y no es la marginalidad que yo vi, entonces quiero capturar eso, contar eso. No es mi vida, pero sí está alimentado por mi vida», comentó.

La escritura insiste en ella como un deseo que se resiste a las lógicas de productividad capitalista y, a pesar de las demandas del mundo, siempre supo hacerle lugar y tiempo a esa insistencia para «escribir en medio de la vida». A propósito de esto, compartió: «empecé a escribir con cierta regularidad desde el año ’82, y a publicar en el ’93; hay cosas que han salido en el 2010 que son reescrituras. No soy tan rápida para escribir. Escribir es abrir una forma no tan consciente para dejar que entre y aparezca todo, más tarde, con el oficio, con la razón, uno va ordenando ese caos. La escritura es como un gran caldero en el que uno pone cosas, después, en el trabajo, la lengua empieza a funcionar».

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