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“La ciencia es una empresa humana, colectivamente humana y por lo tanto laten en ella el rumor de las multitudes y el fragor de las mitologías, tú y yo, la pasión individual y mínima, el avance y el retroceso, el impulso heroico y la agachada mezquina, el extraño acicate del progreso y las virutas que cada paso adelante va dejando, el humor, la literatura, la leyenda y la historia, en una mezcolanza alegre y colorida, donde conviven amigablemente la cálida ironía y la seriedad marmórea”.

La introducción pertenece a Leonardo Moledo, del prólogo del libro “De las Tortugas a las Estrellas”. El autor fue considerado el primer científico periodista de Argentina. En 2008 publicó “Lavar los platos”, un libro en el que junto a Ignacio Jawtuschenko reúne entrevistas a diferentes investigadoras e investigadores sobre la “rutinaria tarea doméstica” para dar cuenta de que pese a lo que dijo Domingo Cavallo en los ‘90 la ciencia continúa viva.

En la actualidad, la ciencia argentina tiene perspectiva a nivel internacional con desarrollo de energía nuclear, en la producción de satélites, biotecnología y ciencias sociales, entre otros. Por eso, cuando se pone en tela de juicio el rol de los centros, institutos y universidades públicas para el desarrollo científico tecnológico nacional, se hace necesario reivindicar un sistema que hace a la soberanía, el crecimiento y la mejor calidad de vida de las personas que habitan un país.

“La ciencia –dijo Moledo- forma parte de la cultura y quien no conoce la cultura donde vive no conoce la sociedad en que habita”. Vale decir que el Estado de cualquier país que pretenda desarrollarse, debe ser un actor fundamental para garantizar que estos procesos de producción de conocimiento se lleven adelante sin condicionamientos. En ese sentido, la universidad forma parte del centro del sistema científico, porque tiene la capacidad de vincular la formación de grado con la investigación y es la sede de los posgrados que forman a las y los investigadores.

A partir de las declaraciones del candidato a Presidente Javier Milei respecto a la privatización de CONICET y sus dichos en función a considerar las inversiones por parte del Estado; en Villa María, la comunidad CONICET organizó un espacio de diálogo y reflexión con el objetivo de visibilizar y sociabilizar la tarea que realizan quienes integran el Consejo Nacional. “En defensa de la ciencia”, fue la propuesta de micrófono abierto para dar a conocer la importancia que tiene la ciencia en el desarrollo de un país y el aporte que realiza en la ciudad y la región; porque como escribió Moledo:

“Mientras el universo se expande y crece, aquí, sobre la Tierra, las generaciones se suceden unas a otras, con su anhelo de razón y conocimiento, buscando siempre la luz. Desde la rueda al avión, desde el hacha a la computadora, desde las señales de humo hasta el radar y la televisión, desde la palanca hasta la Teoría de la Relatividad, desde las primitivas tortugas que sostenían el mundo hasta el Big Bang, hay un solo y mismo impulso: saber, averiguar qué pasa”.

Testimonios 

Rocío Fatyass
“Es central que el Estado invierta en un sistema federal de ciencia y técnica, y eso fortalece la producción de políticas públicas con perspectiva integral y situada, y contribuye a la formación de recursos humanos en diferentes áreas para intervenir a favor de la justicia social”.

Lucila Remondetti
“La producción en ciencias sociales impulsadas por el Estado y las universidades públicas es fundamental para la comprensión del mundo que nos rodea. Proporciona información para la producción de datos confiables, para la toma de decisiones políticas ante desafíos complejos y situados que atraviesan a nuestras sociedades”.

Jorge Foa Torres
“El sistema científico tecnológico y la educación pública, gratuita y de calidad son indispensables para un desarrollo respetuoso del ambiente orientado a las economías regionales y al sector pyme; y que a partir de eso seamos capaces de fortalecer nuestra soberanía”.

Pablo Gudiño Bessone
“Para los estudios sociales de la salud, considero la importancia y el baluarte fundamental que constituye la inversión pública en ciencia y tecnología para dar a conocer la existencia de una multiplicidad de determinantes y variables sociales que operan y actúan como trasfondo de los procesos de salud-enfermedad”.

Sara Perrig
“Las ciencias sociales y el conocimiento político social y cultural de nuestra historia es fundamental para el desarrollo de un pensamiento crítico contra el sometimiento y la dominación que supone el capitalismo voraz y el extractivismo neocolonial. Tenemos que volver reflexivamente a nuestro pasado para evitar situaciones que conducen a Argentina hacia un país absolutamente dependiente”.

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